Tu gesto

Un día me sorprendió
tu gesto infiltrado en mi sonrisa
y una amable sensación
mezcla de asombro y de brisa.
Mi corazón lo atrapó, seguramente,
con sigilo de ladrón meticuloso
sin que tú te dieras cuenta
-y yo tampoco-.

Atrapador atrapado
por tu belleza,
se le escapó su tesoro bien guardado
en el interior del sentimiento más sublime.
Lo liberó en un temblor de primavera,
con un latido fresco y renovado
dejando con su aroma inconfundible
tu gesto y mi sonrisa perfumados.