Tus ojos

I
Bahía Blanca, 1989

En este día me acompañan soledades
y me angustia un sentimiento de imposible
que se adormece peligrosamente en mi desidia.
En ese sentimiento se agazapa mi muerte
esperando
un descuido de mi esperanza,
allí se acurruca cuando bajo los hombros
cuando no quiero ser
cuando no quiero ver que hay belleza
en cada átomo que palpita.
Allí es donde se instala
en la parálisis de un corazón necio
que se niega a construir.

En la profundidad de este instante negro,
como un intruso y vertiginoso rayo de luz,
apareciste vos
absolutamente inesperado,
inimaginado,
dejaste tu poema sobre mi mesa
como una ráfaga de viento refrescante
y antes de que pudiera reaccionar
te fuiste corriendo
derrumbando bellamente mis irreales soledades,
inundándome de color
haciendo estragos con mi muerte.
II
Gran Canaria, 2007

Cuando leí tus versos dejé todo y fui a buscarte
pero te habías esfumado,
casi no te vi y no sé como eres
ni siquiera sé tu nombre porque firmaste “Mis Ojos”
pero dejaste una huella indeleble,
una luminosidad intensa e indefinible
que me hace feliz cada vez que te recuerdo
cada vez que leo tus versos en ese papel doblado y amarillento.
Cuando te convoco
todavía me emociono y me sorprendo.

Quizá la vida quiera - imprevisible y traviesa -
que Tus Ojos tropiecen un día con este poema,
y ojalá también quiera
que esos versos que escribimos en el mismo momento
y en el mismo café,
tiendan un puente hacia el encuentro
esta vez.